Para quienes nos desarrollamos en la industria del deporte y la innovación, es bien sabido que la naturaleza del producto deportivo, convive en un contexto de “economía peculiar”, según el icónico artículo publicado por Walter Neale en 1964, donde a través de una simple paradoja de boxeadores, nos expone su postulado que en la economía del deporte el “monopolio puro” es un desastre, y que pasados más de 50 años, sigue vigente e intentando responder a determinados comportamientos, modelos y proyecciones.

Algunos de los rasgos característicos del producto deportivo es que su consumo tiene lugar al mismo tiempo, en el mismo lugar y es complejo de cuantificar, algo muy similar a lo que ocurre con el producto turístico basado en experiencias.

Siguiendo a las paradojas de Neale, éste binomio virtuoso compuesto por el deporte y el turismo, puede ser comparable con la interpretación del jazz en vivo, en donde la “improvisación” de un grupo de músicos, crea una pieza musical única e inigualable, de la cual lo único que se sabe, es cuándo comienza, pero no cuándo ni cómo terminará.​

Estas similitudes, convergencias y paradojas, pueden ser explicadas y justificadas en cierta medida, cuando un turista ha cruzado un océano para ver a Messi en directo y éste coge el balón, se deja fluir y nos regala una nueva obra de arte!.

Cifras

El turismo deportivo ha crecido en España más del 40% en siete años. En 2019 España atrajo a más de 10 millones de turistas nacionales e internacionales de ámbito deportivo, que generaron ingresos por más de 14.000 millones de euros (Fuente: Anuario de estadísticas deportivas http://www.culturaydeporte.gob.es)

El turismo deportivo, es sinónimo de calidad de vida, además de convivir con un crecimiento y proyección de forma sostenible, ya que incorpora de forma natural, impactos positivos a nivel económico, social y ambiental.

La sinergia entre turismo y deporte y su positivo crecimiento, evolución y proyección, se explica en gran medida, ya que de manera armónica y coherente mejora las ventajas competitivas del destino, promueve el desarrollo socioeconómico de la zona, aporta valor añadido a la marca turística y contribuye a su posicionamiento, entre otros.

Desafíos

Los desafíos que supone adaptar e integrar modelos de gestión turística y deportiva al ámbito de las experiencias son múltiples y han sido motivo de análisis y reflexión junto a referentes internacionales de la industria del turismo y del deporte, que han sido desarrollados en profundidad en el programa multimedios FIT, dedicado al ámbito de “innovación deportiva” https://pucvmultimedios.cl/programa-radio-fit.php

En una reciente entrevista en profundidad efectuada al Presidente de la Asociación Chilena de Empresarios Turísticos, país rankeado por quinto año consecutivo como el mejor destino para el turismo aventura de Sudamérica por el World Travel Awards, premio considerado como los “Oscar del turismo”, hemos coincidido en que “las empresas del sector turístico y deportivo, están frente a un gran desafío común, que es el de transformarse de un promotor tradicional de servicios a un gestor de experiencias”.

Sin duda, uno de los grandes responsables de ésta reconversión “paulatina e inevitable” de la oferta de productos y servicios del sector turístico y deportivo, ha sido la denominada generación de los Millennials, que ha ido esculpiendo la oferta de servicios, a través de una nueva forma de consumo.

El surgimiento de nuevos intereses, conductas y hábitos, que han ido generando una traslación del consumo tradicional, hacia el ámbito de las experiencias, nos revelan quizás, algunos de los efectos más disruptivos de la “revolución digital”, que como sociedad, nos ha hecho transitar vertiginosamente de una sociedad de la información a una sociedad basada en el conocimiento y en las emociones.

El turismo y el deporte, componen hoy por hoy, un vector virtuoso, sugerente y protagonista en la germinación de nuevos modelos de gestión, en que los clientes, comienzan a ser concebidos como fans y las empresas, se están tomado en serio la relevancia de la gestión de intangibles, en especial, la gestión de su marca o “branding”, tanto en el offline como online.

De la economía peculiar de Neal, a la economía creativa de Howkins

Esta dupla virtuosa, conformada por el deporte y el turismo, continúa su evolución desde la “peculiaridad” de la economía del deporte de Neale, hacia una economía cada vez más deportivizada y creativa.

Los hábitos de consumo de una generación emocional y ávida de experiencias memorables, condicionan el diseño de estrategias y modelos de gestión, capaces de armonizar “sincrónicamente” el concepto de valor percibido con la variable precio.

John Howkins, considerado el padre de la economía creativa, nos entrega ciertas luces proponiendo que los productos y servicios se distinguen por sus cualidades únicas, y no solamente por su funcionalidad y precio, como también, la importancia del trabajo multicultural y multidisciplinario, como clave de éxito.

Es muy probable que en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, la creatividad, la innovación y la tecnología, sean protagonistas absolutos y pongan de manifiesto, que el deporte y el turismo, conviven armónicamente en una economía creativa, donde se admite la “improvisación” como un elemento clave para el fomento y desenvolvimiento del talento y a su vez, como factor fundamental para satisfacer las demandas de experiencias únicas de una sociedad del conocimiento, en que el deporte y el turismo, se muestran cada vez más indisolubles .

Citando el concepto de Juan Aldaz Arregui, sociólogo deportivo Vasco, quien nos plantea que el deporte se muestra como una “realidad líquida”, hoy podríamos especular que en Tokio 2020, aflorará el “elixir creativo”, capaz de nutrir a una sociedad cada vez más deportivizada y mostrarnos nuevos modelos de gestión deportiva, cada vez más creativos y sostenibles.

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